Soy de las que prefiere un muffin a una madalena, pero cuando hay un cupcake por delante no hay chuchería que pueda con éste. Me flipa el mundo del dulce y me atraen los colores que estas pequeñas obras de arte comestibles son capaces de albergar. Por ello siempre ando a la caza y captura de algún lugar con encanto que llame mi atención para entrar y encontrarme con pequeñas bestias que me griten ¡cómeme! mientras mi estómago ruge sin cesar. Si, soy una zampabollos y sé que si algún día paseo por Madrid acabaré merendando en Happy Day Bakery.
Es más, la próxima vez que esté de visita por la capital pondré rumbo a la calle Espíritu Santo 11 para entrar en un minúsculo mundo vintage y molón con muchos aires yankees. Paredes estampadas, productos que solo se encuentran en norteamérica y unos deliciosos cupcakes que (según me han comentado) son un pecado para el paladar.
Pero no solo de cupcakes vive este espacio: muffins, milkshakes, bagels, cookies y hot dogs también conforman su carta. ¿No estás satisfecho? Quizás para aquellos que quieren plantarse un DIY (do it yourself) en casa y ponerse manos a la obra, encontrarán libros y herramientas especiales para que trabajen con el delantal puestos.
¿Lo habéis probado ya? ¿Qué os parece?
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