Personalmente lo de las etiquetas me horroriza, sin embargo son muy prácticas para organizar y definir estilos, movimientos estéticos, e incluso grupos sociales. En este caso la etiqueta hipster me sirve para presentarte el estilo decorativo neorústico o look Amish, un estilo, que a pesar de las etiquetas, es apto para cualquier grupo o clase social a la que le guste disfrutar de la vida relajada.
El movimiento hipster se cuadra frente la industrialización para alabar las virtudes de la artesanía, el reciclaje y ensalzar todo aquello hecho por uno mismo, de aquí esta desatada y repentina pasión por el mundo DIY, el amor a la naturaleza, las cabañas y las bicis.
De repente, dentro de un mundo puramente industrial donde todo se nos da hecho, nos apetece coser y hacer taburetes, pasteles y descubrir todas las partes de un proceso. Tener un huerto y hacerte tu propia salsa de tomate, la ciudad deja de molar y la naturaleza pasa a ser la gran protagonista.
Muchos son los que empiezan a hacerse su propia ropa, cojines, incluso el queso. Hemos descubierto un nuevo mundo, donde aprendemos lo que nunca nos mostraron, los procesos, lo que hay detrás de cada objeto y empezamos a ver que todo aquello que compramos hecho, también se puede hacer en casa, tanto que se ha convertido en un boom social.
Si traspasamos esta filosofía al mundo de la decoración nos encontraremos con hogares al estilo Amish, y para ello usamos objetos reciclados, muebles encontrados y restaurados, artesanía, muebles, accesorios y complementos handmade o piezas de anticuario y objetos vintage.
Aunque de supuestos estilos hipster hay varios, como el ecléctico industrial o el bohemio chic, hoy nos centramos en el más austero de los tres looks, el neorústico, natural o tecnoartesano, llámale como quieras, que destaca por su mininalismo, simplicidad y rusticismo.
Con una paleta de colores neutra a base de blancos, tierras y grises, unos suelos de microcemento pulido o lamas de madera natural o madera pintada, con mobiliario rústico o industrial generalmente de madera natural o de metal de líneas simples y una lencería texturada con mucho lino, manta de pelo largo, kilims, tejidos étnicos, piezas de ganchillo y mucha muselina.
Todo ello ubicado en espacios grandes con pocas paredes, muy bien iluminados, hogares en espacios también reciclados, antiguas carnicerías, garajes, naves industriales, fábricas, almacenes, granjas, graneros, chozas y cabañas.
Decora como si estuvieses en una cabaña en frente del lago, en medio de la montaña o en el campo, se trata de reproducir la estética campestre en tu hogar, con unas pinceladas de austeridad. Una de las piezas más vistas dentro de este estilo es la lámpara Koushi diseñada por el fotógrafo Mark Eden Schooley, diriamos que se ha convertido en todo un clásico de este estilo.
¿Qué te ha parecido? Algunos dicen de este estilo que es feo, enfermizo, que parece imitar el look de un hospital, de algo decadente y sin estilo, sin embargo otros ven pureza, luz, sosiego y mucho confort.
A pesar de ser un estilo que quiere imitar el estilo de vida rural, solo lo es en parte, o sea en apariencia, ya que en ninguno de estos hogares renuncian a los placeres y comodidades provinentes del estilo de vida urbano y de la industrialización, como es la tecnología, la luz o el gas. Y sino que le pregunten a un hipster auténtico si quiere renunciar a su preciado Mac portátil.
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