Once: una película convertida en un existoso musical en Londres

Once: una película convertida en un existoso musical en Londres
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Once es una película irlandesa del año 2006. Estaría dentro del género musical, pero lo cierto es que no esperes ver un musical tradicional si vas a ponerte esta película. Para quien no la haya visto, tranquilos, no desvelaré nada: tan sólo decir que la película se rodó sin apenas presupuesto. Sus protagonistas son Glen Hansard (vocalista de The Frames) y Markéta Irglová, interpretando a Glen y a Markéta, es decir, interpretándose a sí mismos.

La película está rodada en Dublín y narra la historia de un cantante callejero cansado de tocar y de no llegar a nada y de Markéta, una inmigrante checa que vende flores por las calle y con un oído increíble para la música. La historia de Once no sería tan increíble de no ser porque no deja de ser bastante autobiográfica y, lo mejor de todo, consiguió llevarse ese año el Oscar a Mejor Canción Original por el tema Falling Slowly. Una historia de sueños que se cumplen. Hoy día, Once es también un musical, pero no uno cualquiera, uno de los musicales con las mejores críticas de todo Londres. Si buscas un plan diferente, quieres sorprender a alguien o sencillamente eres un romántico sigue leyendo.

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Con tan solo echar un vistazo a la puerta del Phoenix Theatre (110 Charing Cross road) te das cuenta de la gran repercusión del musical: todos los medios importantes tienen buenas palabras. Y lo cierto es que el musical merece la pena: la música (el plato fuerte de cualquier musical) es excelente, las coreografías son sencillas, pero encajan perfectamente con la tónica de la obra y los actores están impecables.

¿Qué falla? Quizás la historia, que es un tanto ñoña (ya lo era en la película), una delicia para los románticos y una intoxicación de azúcar para aquellos que, como dicen por aquí, "no sea su taza de té". Que no sea de su gusto, vaya.

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Pero lo cierto es que es admirable cómo en un escenario minúsculo (el Phoenix Theatre no es, ni mucho menos, de los más alucinantes de Londres) y con pocos recursos a nivel escénico (nada de efectos visuales, grandes escenografías o Nacho Cano apareciendo con un piano de debajo del escenario), consiguen cautivar al público.

Pese a que el peso de la historia la llevan los dos personajes principales y algún secundario, todo el elenco de cantantes y bailarines están en todo momento en escena, alrededor de ellos, creando la música de ambiente, el ajetreo de la calle o incluso, a veces, el silencio.

Minutos antes de empezar la obra, la obra ya ha comenzado: te trasladan a un bar irlandés donde los extras se lucen, música, baila y risas que meten en contexto a un público que puede incluso subirse al escenario a disfrutar de la fiesta. Y así hasta que comienza la obra y aparece el protagonista con la primera canción.

Para aquellos fan de la película o al menos, de su banda sonora, el musical no decepcionará. Tranquilos, que el temazo, temazo, ese que ganó el Oscar, sonará dos veces para alegría de los allí presentes.

Los precios de las entradas varían, la más modesta cuesta alrededor de veinte libras y la más cara noventa y cinco. Y aunque en otros teatros la diferencia puede ser brutal, como os comento, en este caso y al ser un teatro bastante modesto, no creo que os encontréis viendo el musical delante de un pilar enorme.

Más información | Once Musical

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