Es posible que alguno de vosotros me estéis leyendo ahora mismo mientras pasáis las vacaciones en un apartamento u hotel de playa, que tienen su idiosincracia particular, con una especial predilección por los muebles de madera de pino y las colchas de flores. He de confesar que le tengo bastante alergia a ese tipo de alojamientos, porque en mi mente un apartamento de playa debe de ser algo más parecido a los del resort NAKA Phuket y no a los de Benidorm.
El complejo, situado en una pequeña bahía del mar de Adaman a la que solo se accede a través de una carretera de montaña, se compone de 94 villas, todas con vistas al mar (algunas realmente espectaculares) habitaciones espaciosas, terrazas e incluso algunas con jardín y pequeñas piscinas privadas.
Me gusta especialmente la elección del acero, la madera, el vidrio y el hormigón visto como materiales de construcción, así como la distribución escalonada de las villas a lo largo de la ladera y la inclusión de vegetación autóctona. Todo esto hace que el complejo se integre relativamente bien en este entorno virgen de Tailandia.
Además de las preciosas villas, el resort cuenta con un spa, una piscina olímpica infinita con vistas al mar, restaurantes y otros espacios comunes, todo para que la estancia no se parezca en nada a lo que encontraríamos en cualquier localidad de costa saturada como las que normalmente frecuentamos, y si no que se lo digan a esos abuelos que se pelean por clavar la sombrilla en la primera línea de playa.
Os dejo con una extensa galería de imágenes para que podáis deleitaros con la belleza de este complejo diseñado por el arquitecto tailandés Duangrit Bunnag del estudio DBALP. Yo voy a comprar una hucha de cerdo gigante para empezar a ahorrar y pasar unas vacaciones allí algún día.
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Vía | Designboom
Fotos | Wison Tungthunya
Más información | NAKA Phuket
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