Una de las cosas que más me gusta de Barcelona es el poder perderme por sus callejuelas del barrio gótico. Y entre calle y calle una se encuentra con un paraíso terrenal en forma de hotel: Neri Hotel, un lugar que debe ser visitado si estás de paso por la ciudad condal. ¿El escenario? Una casa aristocrática del siglo XVIII con vistas a una tranquila plaza en la que puedes desayunar de manera tranquila.
Una de las cosas que más me gustan es el contraste de su estilo moderno y contemporáneo con su ubicación histórica. Para los primerizos en Barcelona, debéis saber que su ubicación es perfecta, pues se encuentra justo al lado (casi de manera literal) de la catedral y a unos minutos de las famosas Ramblas.
Su edificio se ha conservado de manera original, mientras que su diseño de interior se ha reformado para darle ese toque moderno y sofisticado que tanto gusta a la hora de viajar y poder descansar de manera relajada. Y no os penséis que es un hotel de esos con mucho ruido y bullicio: sus 22 habitaciones hacen que te seas afortunado de estar viviendo en ese relajante lugar.
Si las tripas rugen puedes probar con su restaurante, aunque si lo prefieres puedes contemplar como pasa el tiempo en su terraza con una refrescante copa de vino blanco en mano. Y si no te convence puedes optar por ver el atardecer en su terraza-jardín situada en la azotea.
Princesa de ciudad, este es tu lugar.
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