Como muchos de vosotros ya sabéis, hace unos días estuve de visita en la isla de Menorca conociendo, entre otras cosas los hoteles de la cadena Artiem, pero también probé otros lugares y me hablaron de muchos que me quedaron sin probar, apuntados en mi lista de imperdibles para la próxima vez que vaya y de los que me dieron fantásticas referencias.
El Jardí de Ses Bruixes, es uno de esos lugares mágicos que no llegué a conocer personalmente en esta ocasión, pero que me consta que es un sitio con mucho encanto. No hay más que ver en las imágenes de este artículo lo cuidado de su decoración y la buena pinta de sus recetas para que le entren a uno ganas de teletransportarse allí inmediatamente.
De entrada a mi el lugar me ha conquistado por la decoración, pero a medida que he ido investigando sobre él y que he visto fotos y opiniones, me he ido enamorando más profundamente. Me encantan los colores que han elegido para pintar, especialmente el azul turquesa que recuerda al color tan brillante e intenso del mar de Menorca y los suelos de baldosa hidráulica que podemos encontrar en varias zonas del edificio, son para morirse de bonitos.
El establecimiento es hotel boutique y también es restaurante. Está situado en el centro de Mahón y como hotel es muy pequeño, solo cuenta con ocho habitaciones, pero podemos reservar mesa para comer o para cenar e incluso participar en algunas de las actividades que organizan de vez en cuando como catas de productos gastronómicos de la isla, como por ejemplo, los quesos de Mahón.
El Jardí de Ses Bruixes además es súper nuevo, hace como un par de meses que ha abierto sus puertas después de una reforma completa del edificio. Ocupa una casa señorial del siglo XIX y mantiene en su actual decoración el encanto del estilo vintage en todos sus ambientes. La idea es, además de recibir huéspedes en el hotel y de servir cenas, meriendas, desayunos o comidas, la de organizar actividades culturales e incluso conciertos.
En la foto sobre estas líneas podéis ver uno de los ejemplos de lo que os podéis encontrar en su carta, un foie micuit con mermeladas caseras variadas y pan de cereales que a mi ya me está haciendo salivar hace rato. En sus perfiles en redes sociales he podido ver otras propuestas y todas lucen así de bien, así que yo creo que, además de la decorativa, la experiencia gastronómica también va a ser sensacional.
Las habitaciones, como antes hemos comentado son solo ocho, pero son amplias y están decoradas en el mismo estilo que el resto del hotel, con muebles de estilo antiguo y de corte clásico, pero con todo lujo de comodidades incluyendo la chimenea, como podemos ver en la foto sobre estas líneas. El blanco se equilibra con el tono oscuro de la madera creando un conjunto armónico y muy acogedor.
Y no van a ser menos los cuartos de baño, con sus bañeras vanguardistas pero inspiradas en las de estilo vintage y la madera rústica en el lavabo recordándonos que el edificio fue construido en otra época. Está todo tan nuevo, es tan claro y luminoso y está decorado con tan buen gusto, que a mi ya me están dando ganas de irme a vivir.
Y terminamos con la terraza solarium, pequeñita pero perfecta para los que adoramos tomar el sol. Supongo que el hecho de vivir en Galicia y que aquí llueva mucho influye algo, pero yo si pillo una de estas tumbonas bañadas por los rayos del sol, no la suelto... ¿A vosotros también os han entrado ya ganas de viajar?
Más información | Hotel Jardí de Ses Bruixes
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