Hace mucho que las zapatillas dejaron de ser un accesorio exclusivo de la práctica del deporte, aunque quizá sea durante la década de los ochenta cuando más impulso tuvieron a la hora de salirse de este encasillamiento funcional.
Hoy os traemos cinco zapatillas con las que no podríais echar unas canastas con los colegas, o entrenar esa media maratón que tenéis como propósito de año nuevo. Eso sí, vuestro look dejará a más de uno con ganas de preguntar dónde las habéis pillado.
Los colores metalizados están en lo más alto, y son una apuesta genial para darles un punto diferente a cualquier estilismo de vaqueros o incluso a un total black que podemos romper sólo con esta nota de color. Atrevidos pero controlados, me encantan. Estas zapatillas de Ash son un ejemplo estupendo, y cuestan 216 euros.
El rollo punk nunca murió. Tuvo su auge en los ochenta, pero la moda ya sabéis cómo es. Acepta cualquier tendencia que suponga un giro de tuerca a los looks más aburridos. Las tachuelas son el detalle que asoma en todas las colecciones de esta temporada, y las zapatillas no se escapan a este revival. Cuestan 183 euros.
Los que buscan tejidos clásicos pero poco habituales envolviendo una zapatilla, pueden quedarse con esta propuesta de Superga en colaboración con The Man Repeller. El tweed es el protagonista único y absoluto de estas zapatillas, y la verdad es que no necesitan más. Cuesta 62 euros.
Ash vuelve a apostar por los metálicos, esta vez por un dorado combinado con un pequeño detalle de tachuelas justo encima del talón. El brillo se combina con acabados de ante para restarle excesos. Quizá sean mis favoritas de la lista, tienen el toque justo de todo. Cuestan 143 euros.
Y por último, un par de Converse siempre es indispensable. Éste, concretamente, suaviza el rollo dorado con un negro dándole un toque justo de brillo pero de manera muy discreta. Me encantan y me parecen súper ponibles para cualquier look de diario. Cuestan 59 euros.