Dicen que en la variedad está el gusto, y en el mundo de las gafas de sol, es raro que las marcas se estanquen con un único modelo. Salvo si eres Ray-ban y puedes permitírtelo, claro está, porque tengas un icono entre tus productos.
Salt prefiere no arriesgarse, y tiene una colección sensacional de gafas de sol, donde priman los diseños elegantes, sencillos, sin estridencias y aptos para una buena parte del público que busca algo personal y favorecedor, antes que una tendencia que les siente como un tiro.
Mi modelo favorito es el que tenéis en la primera imagen, llamado Candem, y que tiene la típica forma de ojos de gato que ha vuelto en los últimos años a ser sinónimo de feminidad y elegancia. Pero no es el único revival activo.
Las Acadia son la quintaesencia de los años sesenta, las maxi-gafas que todos tenemos en mente puestas en el rostro de Jackie O. Ojo, porque no sientan bien a todo el mundo, y hay que tener unas facciones muy concretas para lucirlas de la mejor manera.
Las Deirdre también me han engatusado, tanto por el color como por la forma. Tienen un tamaño medio-grande, pero no son tan exageradas como las anteriores, y el morado le da un toque diferente al tipo de gafas de sol que solemos ver. Súper chulas.
Con las Ginger me pasa un poco lo mismo. La forma alargada me encanta, me parece que añaden un toque de lo más sofisticado a cualquier look con el que las luzcas, y unas gafas de sol en carey son todo un clásico que no pasa de moda. También las hay en negro con detalles en lila, muy chulas también.
Para ellos, a los que siempre suele quedar bien las gafas tipo aviador, el modelo Haynes os sentará de lujo. Son un pelín más grandes que las normales, pero el cristal bicolor polarizado es muy bonito y la patilla fina sienta muy bien.
Y por último, las Clark me han parecido dignas merecedoras de un espacio en nuestra lista. Me encanta que sean de color verde oliva, un color que no solemos ver muy a menudo, y el cristal en gradiente lo remata del todo. Originales y distintas.