Que Madrid le lleva siete horas a La Habana (y no 50 años, como dice mi papá); que Argentina y Seul se llevan doce; que mi vuelo tarda menos pero dura lo mismo, que acá son las tres de la mañana y que mañana es lunes.
Para evitarse complicaciones con los husos horarios y los cambios de hora, el World Time Clock de van der Waals, (2000) propone una simpática y nada extravagante solución: reemplazar los números por líneas y anotar, en cada lado de su cintura de barril, los nombres de 24 ciudades distintas. Una por cada zona horaria.
El mecanismo: abres tu mano, tomas el reloj, giras tu muñeca y ¡plaf!: aparece la hora del lugar elegido (en la foto, la hora de Nueva York). ¿Que te interesa la hora de Chicago? Giras un poquito más hasta el siguiente apoyo y listo.
Precio: 74 dólares (58.99 euros). Quizá un poquito caro, pero bastante bueno y sencillito como para no intentar hacerme uno.
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