Irse de vacaciones con un peque tiene más complicaciones que darse una escapadilla en solitario. Cargar con todos los trastos que necesitan, preocuparse de las comidas y, por supuesto, de dónde van a dormir. A menos que el lugar donde vayamos a residir cuente con cunas propias, tendremos que llevarnos una a cuestas.
Si el presupuesto no es un problema, entonces os recomiendo que echéis un vistazo a esta cuna de viaje, con un diseño que recuerda a aquellas canastillas en las que nuestros antepasados llevaron a sus bebés durante siglos. Está fabricada en acero inoxidable y ratán entretejido para darle esa forma redondeada.
El precio, por desgracia, no lo especifican en la web, sino que hay que ponerse en contacto con ellos para averiguarlo. Así que mucho me temo que tendrá un montón de ceros en alguna parte.