La semana que viene Santiago de Compostela está en fiestas. El jueves 25 se celebra el día del Apostol, la fiesta más importante de la ciudad. En realidad los festejos comienzan varios días antes con actividades lúdicas y culturales de todo tipo y lo imperdible son los fuegos de la noche del 24, un impresionante espectáculo de luz y sonido sobre la fachada de la Catedral.
Así que yo os voy avisando con tiempo por si queréis venir a disfrutar y de paso os recomiendo algún hotel cuqui en el casco histórico, muy cerquita de la Catedral, para que no perdáis detalle de la fiesta. La zona vieja está llena de edificios antiguos reformados y convertidos en confortables hoteles con decoración vanguardista como el hotel Altaïr de estética wabi-sabi. ¿Qué no sabéis lo que es wabi-sabi? Pues ahora mismo os lo cuento.
El wabi-sabi es un concepto asociado a la estética oriental, en realidad es más que estética es una filosofía y como tal es difícil de definir en pocas palabras. Podemos relacionarlo con los simple, con lo natural, con el paso del tiempo, con la bella imperfección de las cosas auténticas... y al final todo nos lleva a lo mismo, a la búsqueda del bienestar y eso es lo que al final todos buscamos en un hotel.
El hotel Altaïr está ubicado en un antiguo caserón del siglo XIX y rodeado de todo el encanto de la zona vieja de una ciudad con un pasado apasionante que se deja ver en cada una de sus piedras. Si unimos eso a una rehabilitación hecha con mucho cariño y a una decoración que cuida todos los detalles, ya os podéis imaginar que el resultado que conseguimos es excelente.
En el Hotel Altaïr, la belleza excepcional del casco antiguo de Compostela se une con las líneas vanguardistas que caracterizan el diseño del hotel. La calidad de servicio y el cuidado personalizado de cada cliente definen nuestra forma de entender la hotelería.
Así es como su propietario define el establecimiento para que nos podamos hacer una idea de lo que allí nos vamos a encontrar. El hotel está lleno de contrastes desde la unión del edificio antiguo con los detalles de vanguardia, hasta la mezcla de la piedra gris con la luz natural y los colores cálidos, pasando por la madera natural y los complementos textiles refinados.
El hotel es pequeño, solo tiene once habitaciones, eso le da aún más encanto pero obliga a que nos apuremos para reservar, que la próxima semana, en Santiago, probablemente estará todo lleno. Las habitaciones tienen wifi y zona de trabajo, por si algún workahlic se quiere traer el portátil, aunque eso yo no lo recomiendo.
Para empezar el día nada mejor que un buen desayuno en el bar del hotel con zumos naturales, un buen café, pan artesano o la clásica y tradicional tarta de Santiago. Después además de disfrutar de los encantos de la zona vieja compostelana, también se pueden visitar las maravillosas playas de A Costa da Morte que están a poco más de media hora de camino. ¿A que ya os están entrando ganas de viajar?
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